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Historias de Rock con el 8: Nico-Victoria

Esto no se llama Historias de rock con el 8 porque sí. Su origen es festejar el 8 de cada mes, aguardando al 8 de enero, que le da el origen. Siempre he guardado algo especial para enero: Django Reinhardt, Duanne Eddy, Led  Zeppelin, TheDoors… los grandes, o los que más me han marcado. Hoy no voy a mirar hacia atrás, es el momento de mirar hacia delante. Ya hablé de él cuando lo conocí en un concierto, de chiripa, y lo asocié al joven Troilo, penúltima esperanza troyana al comienzo de La Ilíada.

Hoy va a ser Deucalión, Galileo, Fleming… el tipo que puede convertirse en eje hacia la nueva era.

Por Teodoro Balmaseda

Cuando uno nace en territorio enemigo, la primera gilipollez que escucha es Vete a Cuba, como si La Rioja fuera de su propiedad. Claro, llevo tanto tiempo disconforme con casi todo y siendo minoría que empiezo a dudar si estoy disconforme porque las circunstancias son vergonzosas o si iba a ser parte de la minoría displicente en cualquier situación. Aparte, envuelto en la música contestataria, el rock, el punk, el metal, y algo el rap, décadas de radiofórmulas y música basura han convertido todos los estilos que me gustan en minoritarios y a un montón de pedorros sin talento en millonarios analfabetos. Lo que en abril era una esperanza, este otoño se materializó y hoy por fin puedo recomendarlo a viva voz.

Los primeros compases de la base de Resistencia es el fondo mientras analizo, y no sólo la música. Decía Galeano que vivimos en la cultura del envase que desprecia el contenido, pero hay resistencia. No todos. Es cierto que estamos en una cultura de creación constante, de hacer todo con prisas, de generar contenido cada semana, cada día, cada hora. La música, el arte, no funcionan así. No todos somos Dee Dee Ramone, capaz de sacar un disco de doce canciones en una mañana. Nico, por suerte, se sale de ese renque. Nico lee despacio, analiza y desmenuza, Nico compone con cabeza, pule y repule hasta convertir cada tema en un pullazo directo al cerebro. Con una base mínima, de tres o cuatro notas, y un amago de guitarra blues, no puede ser más minimalista. Nico es todo lo contrario a topicazo del rapero con mucha pose y poco que decir. Ni se piensa las pintas que lleva, no dedica un minuto a ver si sale guapo en la foto, se dedica al mensaje:  soy un mediocre, lo sé / tengo cien oyentes / pero son devotos los cien, son mis cien creyentes / ellos son mi todo, mi gente / cien rostros, doscientos puños y tres mil doscientos dientes. No sé si es la mejor rima, pero tiene algo que engancha, que te hace recordarlo, y mulltiplicarlo mentalmente. Si hay una frase que resuma no sólo el disco, sino el pensamiento de nuestro joven Troilo, es: Somos la resistencia / la razón es más peligrosa que la peor de las violencias / somos la resistencia / luchemos hasta conseguir la victoria en su esencia. Filosofía de Unamuno, de «venceréis pero no convenceréis», con «el hoy es malo, pero el mañana es nuestro», del comandante Guevara.

Jarana empieza con una base un poco chillout. Una batería mínima, bombo-clap y punto, y ese sonido a lo Morcheeba en Big Calm. Es un preludio, la excusa, para provocar un estado de relajación, para bajar las pulsaciones, así que escuchas la letra como delante de una hoguera, en una fría noche en medio de un puente. Cada vez más viejo, más arrugado / el tiempo corre y me mantiene atrapado. No es mera filosofía, no es una intro sin más, es metafísica. Porque Einstein nos enseñó que el tiempo es relativo y se altera, pero no se ha demostrado cómo sería un espacio más allá del tiempo, del espacio-tiempo. Me siento completamente identificado con esta parte. Guarda tus sucios cuartos antes de entrar en mi cuarto. Soy pequeño, soy pobre y no creo que sea muy listo, pero cuando tengo un boli y un papel delante, me vuelvo grande, como Stephen Hawking, que estaba postrado en una silla hasta que empezaba a pensar. Dentro de su mente, era enorme, era libre y era capaz de todo.

Amantes. Naiara tiene una voz acojonante. Nico tiene una forma de cantar casi gutural, ronca, a lo Joe Cocker, y Naiara es todo lo contrario, así que se crea una especie de alternancia luz-oscuridad en las voces que enriquece la mezcla. En cuanto a la letra, cualquier riojano puede utilizar «amante» como fórmula cariñosa, igual que amigo/a, colega, tronco/a… Mi abuelo saludaba «¿Qué pasa, amante?» y mi otro abuelo decía «¿Qué vida?», las dos fórmulas más riojanas que hay. Agatha Christie perfilaba los asesinatos de sus novelas mientras lavaba los platos, y Nico reflexiona mientras planta pimientos con su abuelo. Es curiosa la vida, nunca se sabe por qué seremos recordados.

Inconformistas. Con el espíritu del Miguel Hernández en los últimos estertores, Nico lanza un estribillo que es la voz de su generación, y de la mía: queremos un techo digno al que llamar hogar / y un alquiler justo que poder pagar / abajo los zulos, los antros habitables / independizarse es indispensable. ¿Qué puedo añadir? En los últimos 25 años los sueldos han subido un 10%, y los pisos un 200%, y todavía viene algún imbécil hablando de la generación de cristal y la cultura del esfuerzo.

Querer tiene esa atmosfera íntima de Hardcore es, de Mentenguerra, o Besos íntimos, de Xhelazz. Julia aporta melodía, delicadeza, aún ayuda a crear esa atmósfera. De Logroño al cielo, sobre todo en directo, me saca una sonrisa, porque soy me picó el síndrome empático del fútbol. Cuando gana el Logroñés, hemos ganado. Cuando Nico cumple un sueño, hemos cumplido. Cuando este chaval da un concierto pocos meses después de sacar su primer disco, cuando revienta las notas a puras matrículas, hemos triunfado. En mi casa también me llaman nene, aunque les saco veinte centímetros a casi todos. Doce homies a mi lado desde dos mil y pico / ni siendo portada de la Forbes sería más rico. Ojalá le dure toda la vida, los doce homies, el punto de vista y que no se tenga que contar en exceso la calderilla del bolsillo.

Se abrirán las calles tiene el espíritu combativo de Ontheeveofwar, de JediMindTricks. Violines rápidos y una base poderosa, que muestra lo que decía al principio: soy riojano, y de los que dice mucho bien, que es más que muy, pero tengo ojos en la cara: Logroño es cuna de garnacha, pinchos y fachas / herederos de los requetés, La Industrial, las sacas… Eso es así, y los que queremos nuestra tierra más allá del motín de Esquilache siempre estamos expuestos al insulto fácil o a la chorrada fachapobre.

Hedonismo me permite asociar las ideas del niño con dos ideas interesantes: la primera es que, como berrea Villarroya, «el ocio es revolucionario», basta de autoexplotarnos y exigirnos un ritmo sobrehumano; la segunda es que la revolución es feliz. Se supone que estamos en el culmen de la creación, del progreso, pero el suicidio es la principal causa de muerte en casi todos los espectros sociales de la mayoría de países civilizados. Tenemos un problema, y no, no es la generación de cristal. Mientras esto no se aborde en condiciones, Europa seguirá en recesión y envejeciendo a ojos vistas. Aparte, menudo par de cojones tiene este chaval. Delante de un buen montón de gente, digamos unas cien personas, en una sala íntima, con el apoyo de un dj, es capaz de hablar de la muerte de su abuelo sin que le tiemble el pulso. Hay que hacer un ejercicio de introspección muy profundo para plasmar la pérdida desde un punto de vista emocional sin que te arrastre la vorágine de sensaciones, el nudo el la garganta.

Me acabo de dar cuenta del tocho que estoy formando mientras El mal patrón anuncia que el final del disco empieza a asomar en el horizonte. Te gustará o no el rap, tendrás un ideario más afín o menos al de Nico, pero no lo puedes llamar mentiroso Criamos a toxicómanos como Miguel Bosé / mientras científicas mendigan curro tristes en ETT’s. Eso te lo corrobora un escritor que ve como Belén Esteban es una superventas. ¿Te presento a músicos que venden el uno por ciento de lo que vende Paquirrín?

Sofista me ha hecho reabrir los libros de filosofía del instituto. Llegó Sócrates y cambió todo por completo, hasta ese enlace de belleza y virtud que plaga incluso la mitología. Los sofistas andaban ahí, como Epicuro, a la sombra de Sócrates y de los diálogos de Platón. Me parece increíble que a los diecisiete ande así. Yo tengo treinta y nueve palos y los lomos plateados como un gorila, y no sé si no me ha pillado la delantera. Desde luego, yo también soy un aspirante a la sabiduría. Ignoro casi todo, pero trato de aprender a base de leer y, sobre todo, de hablar. Todo el mundo tiene algo que enseñar si escuchas y sacas la conversación adecuada.

Pues que me he quedado a gusto. Aparte, este pasado día 3 en directo, le oí hacer un tema sobre Palestina, con un tal Diego. Cuando se habla de que Clapton es Dios, que puede hacer hablar a una guitarra… Diego es capaz de hacer cantar, silbar, gemir y tararear a una mandolina. Toca tan rematadamente bien que te da la sensación de poder aprender en un finde.

Por re-afianzarme en mis ideas, y darme una esperanza en el futuro, por poder pensar con más o menos razón que tal vez el futuro traiga algo bueno y, sobre todo, por alejarme de mi auto-percepción como pollavieja:

Nico. Victoria.

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