Saltar al contenido

Historias de Rock con el 8: L.P.R.-Toda la puta vida igual

Decía John Lennon que “la vida es lo que sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes”. Voy a hacer una reinterpretación punky: la vida se nos va en tontadas. Esperando a que se pasen los anuncios, haciendo cola, yendo de casa al curro o viceversa… ese tipo de pijerías.

Por Teodoro Balmaseda

Cuando pasa algo así, igual que cuando pillas vacaciones en un día laborable donde curra todo el mundo, de repente de das cuenta de la cantidad de horas que tiene el día, de todo lo que se puede hacer con ese tiempo y, sobre todo, de la cantidad de vida que perdemos en ganar plata. En mi caso, es tiempo de oro para escribir, para pensar, para tirar relatos y para pensar. Si esto es algo en teoría bueno, pero que deja un sabor de boca amargo, la sensación de falta de libertad pone la guinda. El capitalismo es un sistema caníbal que nos estruja, pero un arresto domiciliario en un país líder en desigualdad social y con el porcentaje de población por debajo del umbral de la pobreza que hay por estos lares… Necesito punk, y lo necesito ya.

La parada del mes: La polla récords. Toda la puta vida igual. 1999.

Cuando era adolescente y no tenía ni puta idea de la vida —idea que sigo sin tener—, a mi alrededor había dos grandes tribus urbanas: raperos y heavys. Eran finales de los noventa, antes de que los Korn y compañía borrasen la frontera, y yo me había quedado a medio camino. Me gustaban Violadores del Verso, SFDK, los de Las Uves en mi tierra… y sobre todo los pantalones PG, que eran la hostia, pero era heavy. Así que allí iba yo, con mis pantalones de rapero y mi sudadera de S.A.

Al poco tiempo algunos de mis colegas empezaron a cambiar de estilo de ropa y de música. No eran exactamente heavies, como mi menda, y me hicieron darme cuenta de que los había asimilado en mi equipo desde el primer momento. Conocía algo del rollo, M.C.D. y tal, pero sonó algo que me hizo clic en el cerebro: Por mi coco pasa un tren / que hace tiempo que perdió la vía / mi cabeza no va bien / con el chacachaca, chacachiquichacachacachacachiqui ¡cha!

Me quedé con los ojos como platos, volviéndome a mi colega, y le dije que pusiera el disco desde el principio, despacito y disfrutando. Ya no quiero ser yo, cuando oí o el psiquiatra de la Virgen cuando tuvo que contarle lo del niño a San José, me sacó unas buenas carcajadas. Ya de paso, reivindico la familia tradicional: el padre, paloma, la madre, virgen y padre e hijo la misma persona.

Deja a los niños, de esas canciones que te revuelven las tripas, pero sonando de una forma cruda y descarnada. Evaristo cada vez que habla de la Iglesia… pues llega a Roma. Igual para todos es el paradigma de mi teoría: Evaristo es a la música lo que Julio Anguita es a la política: nadie le hace mucho caso, nadie le da mucha cuerda, pero cuando lo oyes hablar, lo clava. Dicen que dice la ley, que somos iguales / nadie te dirá en qué sitio, pues nadie lo sabe. Rato/Urdangarín vs. Isa Serra/Jorge y Pablo el NoCaso14N. La canción tiene veinte años, podría tener setenta, o dos semanas, y sería igual de vigente.

No aburras, al menos por edad, me sonó al mejor consejo de padre que se puede dar, o al menos, la mejor manera de darlo: Las drogas están ahí / y se pueden conseguir / y cómo las vas a usar / es un asunto tuyo y no le importa a nadie más. Manda cojones que cuando me he visto en el brete del cambio de papeles, la he tarareado.

Basura. No hay cosa más bonita que en un atasco, en un semáforo en rojo, etc. estar oyendo esto a toda mierda y que se te pongan al lado los de azul. Sus caras valen oro.

Mi primer concierto fue en Bañares, creo que en el año 2001. Barricada + La Polla + Red Wine. Mi primer berrido fue con Chisourray: Los colegas no te olvidan / mientras sepan que hay cocaína… aunque tuvo otro momentazo con La Gamberra: coreando la canción de un grupo estúpido / y metiendo la anarquía en una A dentro de un círculo.

Si sigo así, me voy a repasar el disco entero estrofa a estrofa. Creo sinceramente que La Polla en general y las letras de Evaristo en particular, concretamente en este disco han envejecido de puta madre. O eso, o el mundo se ha ido a la putísima mierda de la manera exacta en la que lo predijeron.

Sea como fuere, me sigue gustando darle una escuchada de vez en cuando. Veinte canciones en menos de cincuenta minutos. Relámpagos punkis con muy mala hostia, con muchas ganas de abrir mentes, aunque sea a patadas, y de cambiar las cosas. Ahora que no soy un adolescente, lo canto bien a gusto: Viva lamala hostia / de mi generación…

Por su innegable manera de influirme no sólo en lo musical, sino en lo político, y por ser una obra maestra ya no sólo del punk, de la música: La Polla Récords: Toda la puta vida igual.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.