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Historias de Rock con el 8: Coal Chamber

En internet no todo es facherío y porno. De vez en cuando tropieza uno con gente que aporta. Euken, el que aporrea el tambor en Ardi Beltza, una banda muy burra, tiene un grupo de Facebook sólo para compartir chistes y pijadas varias, y en ese grupo aparece una tal Olimpia. Olimpia es… la leche. El mejor gusto musical desde Toledo hasta Ulán Bator. Video que comparte, video que lo flipas. Lo mejor es que en una publicación en la que me etiquetó me presentó una de esas bandas que me habían pasado desapercibidas. Soy de los que creció en los noventa y pilló toda la onda del nu metal, así que me quedé con esa sensación de «¿Dónde habéis estado toda mi vida?».

Por Teodoro Balmaseda
Coal Chamber-Coal Chamber. 1997.

Es injusto ponerse en un 2021 semi-post-pandémico a analizar un disco de hace veinticuatro años. La música ha evolucionado un pasote —aunque en las radios masivas sigan poniendo pura mierda—, y hay ciertas apuestas arriesgadas que hicieron estos tíos que el tiempo ha confirmado como pasos en falso, pero, aun así, les alabo el gusto.

Nada más empezar Loco, me estoy enamorando. Ese sonido tan Korn (que serán más o menos coetáneos), con ese bajo poderoso, dando chisporroteos y esos punteos zombimetal que se convierten en riffs asesinos. Es muy Korn, pero con esa voz gutural a lo Phil Anselmo y unas estrofas que parecen rapeadas. El notas en un camión de los helados, farfullando a todo trapo y derivando a un sonido Rob Zombie. Esta canción tiene todo lo que me mola, ambiente oscuro, voz gutural, bajo del copón, y tralla. Me dan ganas de tatuarme en el pecho la portada del disquito. Olimpia, gracias.

Vale que, en un disco de catorce temas, y más en el año 97, nos vamos a encontrar con más de una cara b, relleno de toda la vida, pero aquí hay cosas muy pasables. Bradley tiene un rollo en la voz que me trae al coco a los primeros Slipknot, los de Wait and bleed.

Oddity tiene nexos con P.O.D. Joder, necesito un calendario; hay que averiguar quién influyó a quién. Unspoiled, Big Truck… tienen ese guitarreo maníaco, cierto que es muy Korn, muy Rob Zombie, pero cuando mete caña tiene un poso Linkin Park… es una banda de nu metal como la madre que la parió.

Coal Chamber tiene el mismo esquema que Korn. Empiezan que lo rompen, las primeras canciones suelen ser las mejores, y a medio disco empieza el escalón. No es que sean abiertamente malas, pero se nota que no tira lo mismo First que Loco.

No hay mucho que reseñar en el resto del disco, más allá de las estrofas de My frustration, y la de Pig, que se parece un pasote a Loco y da la sensación de bucle, siendo la que cierra el álbum.

Por descubrirme un disco de hace veinticuatro años y poderlo disfrutar como si volviera a ser adolescente, por demostrar que puedes tener buenos amigos a un mogollón de kilómetros y para que no se me suban los humitos, «sólo sé que no sé nada»:

Coal Chamber-Coal Chamber.

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