Los budistas creen que los objetos, a través de las vivencias y las experiencias, adquieren una suerte de alma. A mí me pasa algo parecido con las bandas. Sea porque conozco a sus miembros o a quienes los recomiendan, en mi coco se crea una asociación de ideas. Por ejemplo: Dekta los tengo asociados con Mercedes Herrada, de Mixtape; Effe, con mi amable posadero Santi Pekeño Ternasko, y Sínkope con Pedro Barroso, de Feedback Rock. Como a veces las circunstancias nos pasan por encima, voy a intentar hablar sin saber si caer en soltar chorradas.
Por Teodoro Balmaseda
Esquinas recrudece un poco el guitarreo para estallar en un riff de la casa, con un segundo de pausa que se parece al instante en que aguantas la respiración justo antes de saltar, de afrontar una escalinata o de cantar un gol. En cuanto a Vito… pues ese mismo tipo de poesía urbana, humilde, machadesca o hernandiana. Un poema mundano con cuerdas afiladas.
Y sigo sin creer en Dios. La actualidad manda muchas veces y, aunque tengo los oídos puestos en el disco, tengo en mente todo el tifón que se ha liado con lo de Errejón. Vamos poner una cosa clara: esto es una opinión cishetero de varón blanco, es decir, completamente prescindible. Lo único que estoy intentando es, con mis humildes capacidades, entender, o poner en relieve ciertos detalles que tengo la sensación de que se están pasando sistemáticamente por alto, o se están dando por ciertos. Voy a empezar con una reflexión que me viene al pelo con esta canción: dicen que nunca conozcas a tus ídolos, se suponía que por el chasco inminente que venía. Por lo visto, cuando conoces a tus ídolos y no es un chasco, aún es peor dependiendo del ídolo.
Elegantemente desnuda. Han bajado un poco el tempo, y le noto cierto poso de folclore. No tengo huevos, siendo riojano, de decir si es flamenco, rumba, coplilla o el mester de juglaría, pero sí que tiene algo de saeta, algo platónico. Ese embeleso, a punto de caer en el síndrome de Stendhal, me da pie a hacer mi primera tesis. Ahora que se ha destapado —y amenaza con seguir brotando— la fosa séptica, parece inevitable el enunciado de las noticias con un ojo en el hecho y el otro en las víctimas, pero desde un punto de vista inquisitivo, ese asqueroso “¿Pero usted cerró bien las piernas? ¿Le dijo clara e inequívocamente que no? ¿Por qué tarda tanto en denunciar? ¿Por qué denuncia tan rápido si no es por buscar fama y notoriedad?” … Y hay algo que se obvia: no es una relación que empieza de igual a igual. No es tu vecina del quinto conociendo a tu vecino del tercero. Es una chica relativamente humilde conociendo a una estrella política —se supone que— en ascenso. Hay un pedestal, una diferencia de posición evidente, y eso, si eres muy listo —y muy cabrón—, te puede dar una ventaja estratégica importante.
Y me puse a hablar conmigo. Vengo de donde vengo, y es evidente que en la educación que he recibido hay un poso machista y clasista importante. Por muy alto que trate de volar, tengo esa ancla en la forma de entender, y necesito darle unas vueltas al coco antes de emitir una conclusión… que tampoco está escrita en piedra. Estaba pensando —y malinterpretando— lo del diálogo del esclavo y el maestro, de Hegel. Cuando conoces a una autoridad en una materia, inconscientemente te vas un escalón abajo. ¿Rebatirías a Einstein sobre física? ¿A Sócrates en filosofía? Este caso puede ser algo parecido. Errejón puede ser lo que quieras, pero no es tonto. Es un tipo muy, muy culto, y seguramente tiene un buen cociente intelectual y mucho instinto para leer el lenguaje corporal, y para manipular a quien tenga enfrente. Si partimos de la base que cuando estas muchachas lo conocen, ya lo admiran… pues es un abismo prácticamente insalvable.
Hacer puentes. Ese punteo inicial pasa de Django Reinhardt a Underthe bridge, de los Red Hot Chili Peppers, pero tengo tal sensación de asco que sólo veo negro de las letras sobre blanco de la pantalla. Desde luego que no soy su público, pero Errejón me parece un tío feo. Tampoco vamos a decir que estaría en el campanario de Notre Dame, pero desde luego no es que sea un guaperillas, que se lleva a media humanidad con una sonrisa. Quiero decir que este tío va buscando mujeres con un perfil concreto: tienen que tener actividad intelectual, seguramente habilidades artísticas, y una ideología política concreta, con ciertos principios bien definidos. Si no, lo tiene jodido. No sé ni cuántos casos han salido ni si han sido todos expuestos con rostros y nombres, pero me apuesto la ceja derecha a que todas cumplen con un perfil más o menos definido.
Preñando reglones tiene ese guitarreo pesado que necesito. Hacer poesía musical hablando de escribir poesía, mientras yo estoy hasta el cuello en la fosa séptica, chapoteando. Si alguien se entiende que me estoy poniendo en la posición de maestro en este monólogo, nada más lejos. Hablo desde la empatía total, porque podría haberme pasado a mí. Cuando conectas con alguien en ideología, en forma de ser, en sentido del humor… bajas las defensas. A mí me pasó con Cristina Llanos, la voceras de Dover. Cuando tenía diecisiete o dieciocho y el Late at nightme reventaba el cráneo, me tenia chocho perdido. No sería la más guapa, ni la más alta, ni la mejor cantante, pero, a mis ojos, era magnética. Si la hubiera conocido entonces… me hubiera tatuado su jeta en el hombro, o su firma en el culo.
A medida que gastamos el camino. Una canción de final, de las que dice adiós, con un espíritu manriqueño de nuestras vidas son ríos que van a parar el mar. De mirarnos a nosotros mismos en el espejo. Ahora que me veo, y releo lo que acabo de teclear, puede parecer que hablo con admiración de este tío. Qué listo Errejón, menudo alicate, que se las lleva de calle. Tampoco. Nada más lejos. Como tengo alguna cana que otra, no me arrepiento en absoluto de haber afrontado todas mis relaciones igual, de frente y con el pecho abierto, diciendo claramente lo que quiero y lo que ofrezco. Si sale bien, bien, y si no hay acuerdo, cada uno por su lado, con dignidad. Este tipo de tejemanejes que hacía este menda, la historia de la tal Violeta (nombre ficticio)… es como ver a Kevin Spacey en House ofcards, llegarás a presidente, pero que te cunda.
Cuando elijo ser palabra. Cuando yo me desmonto, cuando ordeno las ideas y esparzo mis pensamientos por ahí, me suelo quedar con una sensación de vacío, otras de vergüenza, como si me hubiera puesto a pasear por la calle en pelotas, pero cuando analizo lo que ha pasado, si me pongo en los zapatos de Errejón, creo que aún es peor, al menos a mis ojos. La pregunta es si él llega a verlo. Si se arrepiente de lo hecho (en serio, ojito lo de Victoria. Que tengas delante a una fan dispuesta a renunciar a sí misma por complacerte, tan paralizada que no puede ni ponerse los zapatos, y no te remueva ni un poquito), o si sólo se arrepiente de que haya salido a flote toda esta mierda.
No se dijeron ni mu va a traer mi conclusión definitiva. En un diálogo entre Dios y el diablo, las dos neuronas que me quedan han dado una pepita… de mierda. En medio de este maravilloso sándwich de caca de la vaca con vómito perruno, le voy a poner la guinda maravillosa, una babosa moribunda en un pinchillo. Bon apetit. Y yo digo una cosa: si tenemos unas cloacas del estado que se vale de cuerpos de seguridad para hacer investigaciones ilegales, que a Iglesias, a Monedero o a Montero les han mirado hasta la marca de la ropa interior; si tenemos a policías corruptos que van de patriotas (machando inocentes para proteger al rey de Abu Dhabi si es necesario, como dice Rufián) rezándole a la virgen a ver si a alguno de los podemitas le aparecen antecedentes de militancias, de una pedrada en una manifestación… y no ha habido manera de encotrarles nada… Si al mismo Errejón le apareció no sé qué hostia con una tesis… ¿En serio no apareció ni rastro de todo este tema? ¿Ni una sospecha? ¿Un chat, una captura de pantalla, una fotito? ¿Nada?
Volvió la luz. Aprovechemos la luz más allá de los truenos. No podemos ignorar nuestras circunstancias. Vivimos en un capitalismo post mortem donde todo, todo, es mercancía. Hasta las experiencias. Hasta el conocimiento. Hasta la sangre que te corre por las venas. Todo es mercancía, y todo es geopolítica. Da igual qué ideología proceses, creo que estaremos de acuerdo en que podemos ha sido una china en el zapato, un dolor de muelas que ha hecho girar a Sánchez a la izquierda más de lo que le gustaría, pero menos de lo necesario. Si tienes unas cloacas casi, casi todopoderosas, pueden haber pasado toda esta mierda por alto… o a lo mejor en su día plantearon un chantaje. Imagina que en pleno auge “antipodemos” te has enterado de este fregado. Ya tienes a Errejón cogido de las bolas, y tiene las suficientes ínfulas y el suficiente ego como para acceder al chantaje antes que desaparecer del mapa sin más. Le dices: vas a reventar el movimiento desde dentro. Vas a pillar a Carmena, tirar por el váter el ayuntamiento de Madrid, vas a dividir el voto para debilitar a la izquierda lo máximo posible y, cuando tienes el mismo peso político que una pelotilla del ombligo, al final te apuñalo. Porque, y no se te olvide: Roma no paga a traidores. Aquí no hablamos de derechos humanos, ni de víctimas, ni de nada que no sea capital, mercancía. Lo veo tan claro como el estribillo, como que volvió la luz. Siempre que veo estas cosas, pienso que no soy tan mala persona, que no sería capaz de hacer algo así, y un momento después pienso que eso mismo es lo que diría Charles Manson. Ahora, después de terminar el suflé, voy a lanzar la pregunta que me hace retorcerme en mi propia inmundicia. ¿Errejón es bueno o malo por naturaleza? ¿Ese monstruo de la dominación no consentida lo ha tenido siempre dentro, o se ha ido corrompiendo a medida que ganaba poder y exposición? ¿Maquiavelo o Rousseau? Y ahora: ¿Existe la redención? Alguien que ha sido capaz de hacer algo así, ¿podría bajo alguna circunstancia volver a la circulación? No estoy abogando por que le den un premio, sólo lanzo preguntas al aire. Repito: sólo soy un varón blanco cishetero, basura blanca pobre, que trata de entender y que trata de ver todas las esquirlas de este espinoso tema. Y para poder escribir esto me he tenido que aguantar las arcadas y morderme los labios en repetidas ocasiones.
Créeme cuando digo que no voy a salir en su defensa.
Por haber limpiado la fosa séptica y demostrar que el poder corrompe, como dijo Acton, aparte de arrebatarme casi toda la poca fe que me queda en la humanidad y en el futuro, a los que me atan Pedro Barroso, Pekeño Ternasko, Isra y pocos más:
Sínkope – Creer y luchar.