Desde el principio he estado hablando de discos que me marcaron por allá por el cambio de siglo… los álbumes que me metieron en este rollo. Pero hoy tengo entre manos un disco de 2017, eso sí, viene con truco.
La parada del mes: Chuck Berry. ThePlatinumCollection. Año2017.
Suena raro, pero es una verdad como un templo: mi educador contra las drogas fue Quentin Tarantino. Tendría como once o doce años y andaba curioseando con el Plus (aquel decodificador de la llavecita y tal), y echaban Pulp Fiction tal que un sábado, o algún día festivo entre semana por la mañana. UmaThurman con un pelucón de escándalo, se mete un viaje, se le cruza y casi se le salen los sesos por la nariz, aparece la jeringa más grande de todos los tiempos y se la calza en pleno esternón. Seré un flojeras, pero me impactó hasta las entretelas y me dio pesadillas durante días. El caso es que la música que bailaba con Travolta (cómo baila el tío, me cortaría los pelos del sobaco por bailar la mitad de bien) se me quedó en el subconsciente… durante años.
Con las moderneces de internet, me puse a investigar, y me enamoré, como tantas otras veces me he enamorado. Lo bueno que tiene la música es que es una especie de poliamor promiscuo, pero cuanto más eres de una banda, más eres de las demás, y de sus estilos, no pierdes fuerza. Chuck Berry era (aún me cuesta cambiar el “es”) un artista total. Su apodo de “El arquitecto del rock” le venía como anillo al dedo, porque era un arquitecto, un delineante, un diseñador de canciones.
Empecemos por Youcan’tnevertell. Tiene ese poso de lámpara de lava donde el blues empezaba a encontrarse con el rock, y ese piano que haría levantarse hasta a la madre disecada de Psicosis. Se mire por donde se mire, es una de esas obras maestras del rock (a colación lo que mencionaba antes del poliamor, en un álbum de obras maestras del rock sacaríamos varios miles de canciones y dejaríamos fuera a las mejores).
Después de haber profundizado en su discografía (no estoy para escribir un libro sobre él, pero conozco un par de canciones), puedo mencionar las típicas Johnny B. Goode (historia viva del rock, a mis amigos de Malauva no los dejo terminar un concierto sin ella), Memphis, Tennessee, otra de esas que no es rock en sí mismo, es música americana, es un blues a lo Jimmy Reed, a lo B. B. King, un poquito acelerado y con se toquecito nasal de la voz del arquitecto.
Creo que un punto de inflexión, donde Chuck Berry se dio cuenta de haber encontrado petróleo fue Maybellene. Esa batería trotona que acelera hasta el límite (de la época, todavía no había dobles bombos infernales) el tempo para llevar la canción como una locomotora.
Roll over Beethoven. Otro de esos punteos interminables, de bailecitos y saltitos a un pie. Es pura magia. Rock and Roll Music, unas estrofas que suenan como un coro de ángeles, Reelin’ and Rockin’, SchoolDays… podría pasarme así todo el día.
Y llegamos a la madre del cordero. Sweet Little Sixteen. Para mí siempre fue una canción menor, una cara b, un rock más de este tipo, una canción entre tantas, pero fue lo que me abrió las puertas al lado oscuro de este artista. Demandó a Beach Boys por plagio en su Surfin’ USA, y ganó, pero décadas después… porque en el 63, cuando salió esa canción, estaba en el maco.
Resulta que se tiró cinco años en el talego por violar la ley Mann, por trasladar a una menor a otro estado con fines inmorales. En teoría trasladó a esa menor para ofrecerle trabajo como camarera en su garito, pero la descubrieron ejerciendo la prostitución… o algo así. Lo que me remató fue lo de las cámaras en los baños. Tenía un restaurante y decenas de mujeres fueron espiadas sin saberlo (valga la rebuznancia) mientras se desvestían, fajaban o hacían sus cosas.
Bueno, hay más de una estrella de rock que es gilipollas a nivel molecular, sin remedio, y su música mola. Este tipo pues igual tenía unos gustos “peculiares” (hasta donde yo sé, no ejerció ningún tipo de violencia física ni sexual contra nadie), pero más allá de eso diseñó el rock con precisión de cirujano, y ha dejado por lo menos media docena de canciones que son pilares maestros e influencia de miles de bandas que de una forma u otra, han entrado en este rollo del rock. Es más, ha sido base para samplers de rap y sus bailecitos en los punteos han sido imitados hasta la extenuación.
Por ser uno de los padres, maestros y diseñadores del rock tal como lo conocemos: Chuck Berry, ThePlatinumCollection.
- D. Esto no se llama Historias de rock con el 8 por casualidad. Es por la fecha de nacimiento de alguien muy especial, y que el 8 de enero salga Chuck Berry tampoco es el azar. Es porque cuando compras una chapa por bonita sin saber quién es ese Chuck Berry que pone en negro sobre rosa es un pecado al que hay que poner remedio. Cada uno saca los sentimientos a su modo. El mío es tirar líneas.