Tal día como hoy hace un año desde que escribo aquí. Y mi amable anfitrión Ternasko que no me quiere echar. Lo primero que tiene que tener uno en esta vida es humildad, y la gallardía de reconocer la propia ignorancia, y lo segundo es la voluntad de ponerle remedio (a esa ignorancia).
Por Teodoro Balmaseda
Pasé una parte de mi adolescencia viendo videoclips y escuchando cientos de compilaciones anónimas de rock y metal, pero, como tampoco me las estudiaba, me sonaba vagamente la canción, la de tananana, esa que hace tiruriruriru… pero no tenía ni idea del título, del grupo, del disco. Con este grupo pasó algo parecido.
Lo primero que supe de este grupo es que había un tarado que salía haciendo el capullo en un reality de la MTV. Era una familia millonetis, en un casoplón de cuatro plantas y ocho mil metros cuadrados, con cámaras por todas partes plasmando cada segundo. Hasta aquí nada especial, hasta que oí que el cantante era un mito del heavy metal. Aquí viene cuando corro a ver a mi colegui (yo no tenía internet en casa, cuando quería conectarme era gorronear o bajar a la biblio) y le pregunto. Claro, salta con el murciélago, con las drogas… hasta Lemmy Killmister daba a Ozzy por imposible. Lo malo que tiene lo que hice es que me condicionó mucho. Aún no había escuchado oficialmente una sola nota de la banda y estaba con esa sonrisita maliciosa de chismoso dibujada en la jeta.
Lo más recomendable cuando uno conoce a una banda es ir a los directos o los recopilatorios, si los hay. Vas a tener un buen resumen de lo que son capaces de hacer, más allá de discos o de etapas, incluso de componentes, como es el caso.
Ahí me di cuenta de lo ignorante que era, y soy. MetallicA los había versionado unas cuantas veces en muchas fases de su carrera, y estaba en el Garage Inc. y yo sin saber interpretar que era un disco de versiones y que Black Sabbath era la versión original de SabbraCadabbra.
Fui desgranando poco a poco el recopilatorio, con ese ambiente oscuro, de aquelarre, que trasladan temas como Black Sabbath o The wizard, esa especie de psicodelia oscura, una versión peli de terror de bandas como la Credence. N.I.B. que tiene un bajo que suena casi funk y pasa a ser un puñetazo en la cara cuando se combina ese riff cabroncete y la batería.
Dice que Tony Iommi había tenido un accidente que le había lesionado las manos, y era un enamorado de Django Reinhardt (que algún día me tatuaré en el pecho), por lo que trató de adaptar la forma de tocar de Django al estilo que querían desarrollar. Ozzy era un ultra de The Beatles y escuchaba mucho soul, así que dio como resultado una especie de heavy metal a fuego lento, con riffs potentes y a medio tempo, que queman como el napalm.
Pero cuando realmente me enamoré de Tony Iommi fue cuando escuché Paranoid. Conocía vagamente la canción (esa de tananana…), pero no sabía que era de ellos. Creo que es una de sus canciones más cañeras y, sin ser una locura como las bandas que han venido detrás en estilos como el speed metal, da sensación de velocidad, como si le fuese a sacar punta a las púas con las cuerdas.
Tomando una visión más global del legado de la banda, ahora que se han retirado definitivamente, sólo puedo decir que su sombra es alargada, interminable. Ninguna banda de heavy metal que se precie va a negarlos como un pilar angular: MetallicA, Anthrax, Judas Priest, Mastodon… Yo voy a centrarme en dos grupos que seguramente ni conocerá el propio Iommy: uno son los vizcaínos Atasko. Salvando las distancias, han cogido esa misma receta de dar la sensación de ir a toda hostia, pero sin embargo escuchas instrumento a instrumento y no van tan rápido.
Las otras son las madrileñas Suevicha. Su guitarrista, Alba, es la sobrina que nunca tuvo Tony Iommy. Esa guitarra grave, pesada, que se desliza viscoso y en llamas. Lo que hace de Alba una instrumentista particular es su pose en el escenario. Cierra los ojos, echa la cabeza hacia atrás y empieza un vaivén como si bailara una lenta. Podría estar versionando Iron man con Max Cavalera en plan destroyer metal y seguiría pareciendo que toca una de Janis Joplin.
Por ser historia viva del heavy metal y haber influido a prácticamente todas mis bandas favoritas: Black Sabbath The Best of Black Sabbath.