Saltar al contenido

Historias de Rock con el 8: After Taste

Es complicado definirme como artista. Para mí artista es un tipo como Lorca, como Miguel Hernández (Y cuando bajo la tierra / mi amante cuerpo esté / escríbeme a la tierra / que yo te escribiré), o como Rubens. Digamos que El juicio de Paris es a Antonio Machado como yo soy… no sé, al doctor Frankenstein. Tal vez desde fuera se me vea como un semidios (con este atractivo físico mío, lo supongo), pero, desde dentro y en este momento, me siento más como la criatura, sembrando el terror entre los aldeanos.

 Para ponerle banda sonora, una banda neerlandesa que acaba de sacar un trallazo.

Por Teodoro Balmaseda
La parada del mes: After Taste. Your Flesh. 2025.

Sí había oído que Miguel Ángel, antes de convertirse en tortuga ninja, se pasó semanas mirando un bloque de mármol, totalmente abstraído. No sé si Picasso hizo jirones cientos de borradores del Gernika antes de quedar satisfecho, ni si Machado estaba desesperado porque no le rimaba nada en condiciones con «miserable», pero yo ahora estoy en esa fase. Ya tengo la novela desarrollada, y me toca repasar y corregir. Este es el momento donde tengo ganas de mandar todo a la mierda y hacerme modelo de webcam.

Es como los antojos de una embarazada: la cadencia, el ambiente doom metal que emerge, la parte vocal… me ayuda a abstraerme.

Cuando uno se enfrenta al arte hay varios peligros a los que se expone: el síndrome del impostor, por ejemplo. Me resulta muy difícil considerarme un escritor «de verdad», como los que admiro. Tengo el esfuerzo y las horas de curro, de darle vueltas al coco, de cambiar cosas, de tirar media novela y volver a redactar la casa santa porque he hecho un cambio sustancial en un personaje… pero me sigue dando vértigo. Es como si me viera reflejado en el Khal Drogo porque también hago flexiones, o en Usain Bolt porque voy a correr de vez en cuando. No jodamos, en la comparativa salgo muy dañado.

Mind over body, la mente por encima del cuerpo. Me lleva en volandas a la fase en la que estoy: alienación. ¿Sabes ese momento donde repites tanto una palabra que pierde su significado? Si juntas muchas palabras, ese efecto de muchos árboles tapando el bosque se multiplica. Digamos que describes a alguien que se toma un refresco en la calle. Una línea, unas pocas palabras y listo. Luego lo despedazas. Va caminando, le entra sed, ve por casualidad la máquina expendedora, se acerca, se hurga los bolsillos, mete la monedita, escucha el accionar mecánico, recoge la lata, nota el frío entre las manos, la presión de la anilla en la yema del dedo, escucha el chasquido, se la lleva a los labios…

Sustain me tiene un aura a Korn, pero en aquella canción que hizo Jonathan Davis para la banda sonora de La reina de los condenados. Este aura oscura es el ambiente perfecto a cómo se vería mi mente si pudiéramos conectarle el HDMI de la tele.

¿Por dónde íbamos? Ah sí, alienación. Has destripado tanto el traguito de refresco que has perdido la perspectiva. Mientras veo formarse la novela palabra a palabra, línea a línea, medio cerebro analiza la ortografía, el estilo, mis manías… hay escritoras o escritores que, a medida que avanzan, se van sintiendo más y más orgullosos de su pequeña criatura. Bendito optimismo. Yo sólo veo a la criatura levantarse después del rayo, preguntándome por qué no le doy nombre. Lo jodido no es lo que he hecho, lo jodido es lo que me queda.

Llevo casi un año con esto, diez meses desarrollando y unos cuarenta y cinco días corrigiendo… y me queda por lo menos otro mes y medio de matraca. Es temporal, lo sé. Cuando esté todo mecanografiado y bonito y recupere la perspectiva, seguramente sacaré un poco de soberbia artística, pero hasta entonces, me sigo sintiendo como un impostor, un juntaletras amasador de turras insufribles.

Palabrita, si gano el Premio Primavera de novela, le digo a Santi Pekeño Ternasko que lo recoja en mi nombre.

Por poner banda sonora y acunarme en un momento de curro chungo, por descubrirme nuevas bandas y por dejarme profundizar en estilos de los que tengo poca idea:

After Taste – Your Flesh.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.