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Historias de Rock con el 8: Apocalyptica

Hoy necesitamos la épica de violines, violoncellos y violotrastos, porque vamos a hablar de fútbol riojano, y cuando se habla de fútbol en un trocito de tierra dejado de los tentáculos de Kthulu, se necesita algo que evite caer en el catastrofismo.

Por Teodoro Balmaseda
La parada del mes: Apocalyptica – Plays Metallica, Vol. 2. 2024.

Ride the lightning es el comienzo perfecto. Una mezcla entre los cabezazos de Newsted y la banda sonora de Juego de tronos, para que se nos vaya hinchando el pecho. En cuanto terminó la temporada, allá por mayo-junio, iba yo bien chulo a investigar, con la pretensión de que los datos se ajustaran a lo que traía en mente… y buena hostia me llevé. Nota aclaratoria: investigación hecha a vuela pluma, es posible que los datos varíen ligeramente. Habrá unos 700 jugadores en Primera, unos 750 en Segunda, y unos 1500 en Primera RFEF. Las cifras varían porque el mercado de invierno, jugadores que han pasado de una categoría a otra y se contabilizan dos veces… whatever.

St. Anger me saca el lado macarra: No Newsted, no MetallicA. Oblígame a cambiar de opinión. De toda esa tralla de jugadores, la aportación riojana se reduce a un portero en Primera y menos de media docena en Segunda. Es decir, los riojanos del fútbol profesional caben en el Renault 12 de mi abuelo, y te queda sitio para bajar cuatro sacos de patatas y uno de cebollas.

The unforgiven. Probablemente sea la balada buena de MetallicA, aunque Nothing else matters sea la que se llevó la fama. Música triste para recibir una verdad incómoda: de 3000 jugadores, mi tierra aporta unos 50. Es para echarse a llorar. Somos los peores, y si no, compitiendo muy duro por el capirote y las orejas de burro. Después de un 2022-2023 fatídico, con 6 descensos en 7 equipos, éste año ha dejado La Rioja como única comunidad sin representación en las tres primeras categorías. Me acuerdo cuando era chaval y pasaba por el viejo Las Gaunas (el bueno, el caliente), un cartel de publicidad que decía «Riojanos de Primera». La friolera de tres décadas después, riojanos de cuarta… y gracias.

Blackened.  Sé que Apocalyptica no es para todos los gustos, ni siquiera en el mundo del metal, pero si no te gustan los violotrastos quemando cuerda… que te lo mire el médico, porque es para que te den la baja. Repito, no soy estadista, pero estos datos los entiende un mono pintarrajeando con un carboncillo. La Rioja siempre ha dado jugadores: Raulito el de Yagüe, Fernando Marín, Toño Jubera, Jordi, David Díez… ojo, sólo hablo de los que he conocido yo, si viene alguien que vivió el gol de Pita, o el de Noly, saca cincuenta profesionales. Malo sería que la cantera riojana triunfase lejos de aquí, pero tenemos delante una realidad aún más cruda (no lo veis, pero voy a reventar el teclado de un cabezazo. Este punteo despierta a un muerto).

The call of Kthulu. Oh Kthulu todopoderoso, emerge de las aguas profundas y arrasa todo esto, total, más jodidos que estamos va a ser complicado —que no imposible—. Esto es poesía con guitarras reconvertida a poesía filarmónica. Estoy pensando en el gran Michael Kamen, en el S&M. Putos amos, los filarmónicos y los MetallicA, con Newsted enjaulado como la fiera que es. Ante el segundo único dios verdadero —el primero es Hefesto, y punto—, Kthulu, lo enuncio: los canteranos riojanos se quedan sin camino a la profesionalidad en canteras lejanas, mientras los equipos riojanos aspirantes a algo, que ahora vagan por la cuarta categoría (todo mi respeto, yo no valgo ni para suplente del peor equipo del continente), tienen un puñado, si llega, de riojanos en sus filas.

The four horsemen. Lo conseguí hacer con el bajo, aunque sonaba como un calzoncillo sudado, y me creí Cliff Burton… siempre ha sido de mis favoritas, y en esta versión, me flipa. Esto vale hasta para tenerlo de fondo mientras lavas los platos. Llevamos media vida oyendo que todo lo común es comunismo, que rompe países y genera pobreza (sí, sí, que nadie se ría), así que hemos asimilado en «la sociedad no existe», que decía Margaret Tatcher. Las circunstancias demuestran que es Tatcher quien no existe, y que la sociedad sí. En este caso concreto, pequeño espejo de una realidad mucho más amplia y compleja, hay una infraestructura deportiva reventada desde que mi gran amor, el Chuta, fue pasando de mano en mano por una cuadrilla de proxenetas, borrachos, delincuentes y gente de mal vivir, hasta dar con sus jurídicos huesos en un estante del juzgado.

Holier tan you. Qué combinación extraordinaria de punteo y violoncello rítmico, que me da pie a formular una idea al azar. ¿Por qué no unirnos? Tenemos una señora Federación Riojana de Fútbol, ¿Por qué no usarla para articular un pacto de buenas prácticas entre equipos riojanos? Preferencia absoluta a los riojanos que estén en categoría superior. ¿De qué sirve tener convenios individuales con el Athlétic, la Real, el Depor o el Osnabrück VFL si luego los jugadores riojanos terminan a medio camino, vagabundeando en divisiones semiprofesionales?

To live is to die. Música melancólica para una realidad que quema. Sobre todo, porque sé que no va a pasar. El fútbol es la metáfora más maravillosa que ha inventado el hombre, capaz de enseñar todo a un tipo como Camus, que era más listo que yo… pero, en estos tiempos, es el negocio más turbio desde los años oscuros del boxeo. Tenemos casas de apuestas promocionando equipos y competiciones. ¿En serio nadie ve la sospecha, el peligro? Tenemos escándalos de amaños cada verano, como el posado de la Obregón y, por encima de todo, tenemos un montón de gente que no han visto un estadio en la vida, pero viven del fútbol.

One. Vale, si estás esperando la original, esta tiene cosas raras, pero no quiero decir que no mole. Tiene un comienzo más sinfónico, y tocar violas y cellos con los dedos (pizzicato creo que se llama)… eso es magia. Me gustaría que lo pudiera oír Mozart. Al final, sólo soy un idiota despotricando por once garrulos en calzones corriendo detrás de un balón. Pero es tristísimo. A mí no me preocupa que Einstein muriera, o que un día perdamos a Neil de Grasse Tyson, me preocupa que el próximo Einstein haya nacido en Gaza y nunca abra un libro de física, que el que iba a curar el cáncer no tenga la más mínima oportunidad de pasar de cuarto de la ESO… y me preocupa que el próximo Roberto Matute, Óscar Herreros o Nacho Martín se harte de chupar banco en una cantera lejana y termine por perder el potencial para jugar en Primera.

Por darle épica a un cataclismo deportivo que me tiene a punto de renunciar asqueado a una de las aficiones que más me gustan, y por demostrar, otra vez, que técnicamente son canelita en rama: 

Apocalyptica – Plays Metallica, Vol. 2.

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